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Mis pensamientos despues Covid-19

Tenemos que reflexionar sobre nuestros orígenes y nuestro futuro, no podemos cerrarnos a este terrible mal que nos atormenta, estamos confundidos porque estamos viviendo una situación sin precedentes en nuestra generación. Venimos de una crisis de la persona, una crisis de la verdad. Simplemente nos preguntarnos ¿qué ha producido el confinamiento dentro de nosotros?

Si no hemos aprendido nada durante este tiempo, no podremos aportar nada a la sociedad. Si el objetivo es vivir como lo hicimos hace unos meses, no habremos aprendido nada, ciertamente no cambiará nuestra forma de vida.

¿Hemos aprendido alguna lección o esto es transitorio?

Los tiempos que se avecinan, son complicados ya que nos enfrentamos a un cambio de época que nos sugiere un nuevo humanismo. Una humanización que haga dejar atrás la globalización de la indiferencia y “ataquemos con fuerza” la reconstrucción de la sociedad.

Un insignificante virus, nos acerca a Dios y nos planteamos de dónde vengo o adonde voy. Nos necesitamos todos para salir de esta situación con solidaridad y con una marcada incitación a la superación unidos en la “empresa” que es de todos.

He notado mis limitaciones desde que un virus me hizo quedarme en casa. Por otro lado, la proximidad de la muerte que parecía tan lejana, sin embargo, cuando tanta gente ha muerto, me hace pensar que la muerte está cerca y es parte de nuestras vidas. Creo que estamos obligados a cambiar la jerarquía de valores, tenemos que apreciar más lo que antes valorábamos menos y despreciar lo que antes valorábamos más, la importancia de nuestros seres queridos y la importancia de los valores religiosos, valorar la ilusión de vivir como corresponde a cada uno de nosotros con nuestros límites y vivir después de la enfermedad. Está claro que el sabor de la salida tras de la enfermedad será amargo, será dramático para muchos.  Es obvio que vamos a experimentar una crisis económica y social sin precedentes, pero fundamentalmente vamos a experimentar un colapso sobre nuestro modelo de sociedad, la sociedad occidental va a necesitar un profundo cambio.

Hay riesgos y desafíos, colectivos e individuales por lo que tenemos que convertir los riesgos en desafíos y el primero debe ser que nada ha cambiado en nuestra conciencia. Debemos ser las mismas personas de antes, sin transformación, debemos ser nosotros mismos. Otro riesgo será el posible caos y desorden o la posible polarización, el riesgo de colectivismo. Hay una crisis en el valor de la libertad, pero la primera de todas es la incapacidad de cambiar una actitud personal ante una situación con estas características.

Solo me queda incitar a la superación de cada uno y colectivamente, para alcanzar todo lo que hemos desarrollado en nuestro interior en este tiempo de virus.

En este esquema que incluyo muestro como existen fines que conviene priorizar y que nos dirigen a mejorar el cambio de época aludido. Desde estos tres pilares de la sociedad, muy bien se puede construir algo más acorde con la gente y añadir a cada uno de ellos, el resto de los fines que genera la vida y la humanización de la sociedad. Apartemos el relativismo y la indiferencia y hagamos realidad un sueño posible.

 

Es conveniente utilizar la comunicación entre todos con sabiduría: redes sociales, foros, conferencias con diálogo entre los participantes y los oradores, para buscar y lograr un sistema de trabajo, que defina el acuerdo común sin rastro de política barata.

 

José Antonio Cecilia

Presidente

 

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