Artículo en el periódico OPINION, firmado por el Corresponsal de la OMAEC en Bolivia, D. Carlos M. Arroyo
La presencia de la Iglesia católica en campos fundamentales para el desarrollo pleno e integral de las personas tiene siglos de historia. En la mayoría de los países pobres incluso ha llegado a suplir el rol mismo del Estado en busca de garantizar derechos fundamentales como el de la educación. Y Bolivia no es la excepción.
Su presencia ha sido evidente tanto en la educación primaria como en la media, técnica y superior. Basta mirar el número de graduados de las diferentes obras educativas de la Iglesia o el de maestros normalistas en Bolivia que han sido preparados para formar a las nuevas generaciones desde la identidad de la educación católica.
En cuanto propuesta educativa, se plantea desde el ámbito escolar la formación de nuevos sujetos, mediante el desarrollo de los valores humanos y cristianos que promuevan la dignidad de la persona. Y en el ámbito universitario “contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e internacionales” (Ex Corde Ecclesiae #12).
En 1967, con el propósito de articular la fuerza de millones de hombres y mujeres, educados en los cientos de miles de instituciones católicas de todo el mundo, se constituyó la Organización Mundial de Antiguos Alumnos de la Enseñanza Católica (OMAEC) que tiene presencia activa en diversas instancias internacionales; está acreditada y mantiene relaciones oficiales con organismos internacionales como Unesco, ONU, OIT, Unicef, FAO y el Consejo de Europa. Instancias en las que contribuye activamente desde la visión, principios y valores de la educación católica.
La OMAEC se organiza a través de confederaciones mundiales y continentales, federaciones nacionales y corresponsales en los países donde no existen federaciones nacionales. Bolivia es uno de los países donde solo se cuenta con una corresponsalía.
Aglutinar a los antiguos alumnos de la educación católica en el país podría ser un medio poderoso para concretar el Pacto Educativo Global propuesto por el papa Francisco que busca hacer del mundo un lugar más digno para todos en el presente y en el futuro.
CONSTRUIR COMUNIDAD
CARLOS MAURICIO ARROYO G.
Docente Tiempo Completo DCSH UCB
carroyo@ucb.edu.bo
