La UNESCO realizó recientemente una encuesta global sobre COVID-19 y los sistemas de educación superior. La encuesta se dirigió a 193 Estados Miembros y 11 Miembros Asociados. Sesenta y cinco países enviaron respuestas, cincuenta y siete de las cuales se utilizaron para el análisis. Según la página de destino del informe, los hallazgos clave son los siguientes:
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Modalidades de enseñanza y aprendizaje: la principal repercusión de la COVID-19 en la enseñanza y el aprendizaje está vinculada al hecho de que se ha recurrido más a la enseñanza en línea y a la modalidad de enseñanza híbrida que se ha convertido en la forma más corriente.
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Acceso: la repercusión de la COVID-19 en la escolarización varía en función de las regiones y del nivel de ingresos. Los países con altos índices de ingreso, fundamentalmente en Europa y América del Norte, son los que mejor hacen frente a las interrupciones, gracias a las ayudas públicas y al incremento de las matrículas a escala nacional.
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Movilidad internacional: la movilidad quedó muy reducida, con una incidencia considerable en los estudiantes internacionales, pero la movilidad virtual pudo compensar, e incluso remplazar, a la movilidad física.
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Personal académico: a pesar del cierre de numerosos establecimientos, la repercusión de la COVID-19 en el personal académico ha sido limitada con respecto al año lectivo universitario precedente.
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Interrupción de las actividades de investigación y del ámbito universitario: la COVID-19 acarreó la suspensión o anulación de las actividades pedagógicas y de investigación en todo el mundo.
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Incremento de las desigualdades: la repercusión variada de la pandemia en la financiación de las universidades demostró una exacerbación de las desigualdades en la educación superior. El apoyo financiero de los gobiernos y de las fuentes exteriores es indispensable para la supervivencia de los establecimientos de educación superior.
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Funcionamiento de las universidades: los efectos de la pandemia en el funcionamiento de los centros de educación superior obligaron a que estos redujeran sus gastos de mantenimiento y los servicios en los recintos y provocó el cierre de los recintos en todo el mundo.
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Desafíos a escala nacional: la salud y la adaptación a nuevos modos y modelos de enseñanza se sitúan entre las primeras preocupaciones de los estudiantes y los establecimientos.
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Transición de la educación superior a la vida activa: la gran concentración del mercado laboral dificulta más el tránsito de la educación superior al mundo laboral. Los empleadores también buscan a los candidatos con mayores competencias tecnológicas.
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Prioridades nacionales: las opciones estratégicas demuestran una respuesta adaptada de cada país, con la mejoría de la infraestructura y el suministro de dispositivos digitales para el aprendizaje en línea o a distancia, así como el apoyo a los docentes y una mayor colaboración internacional en materia de investigación y de diálogos relativos a las políticas.